(23/01/2011, Paco Soto, Varsovia)
Desde la clase política hasta a los ciudadanos de a pie, todo el país prepara la canonización de Juan Pablo II.
El papa Juan Pablo II será beatificado el próximo 1 de mayo, según informó hace unos días el Vaticano, después de que su sucesor al frente de la Iglesia católica, Benedicto XVI, firmara el decreto que certifica un milagro atribuido al sumo pontífice de origen polaco, la sanación «inmediata e inexplicable» de la monja francesa Marie Simon-Pierre, que sufría la enfermedad de párkinson.
La noticia ha provocado una enorme alegría entre millones de fieles católicos de todo el mundo, especialmente en Polonia, donde Juan Pablo II es querido y respetado por la inmensa mayoría de la población, incluso por sectores laicos alejados de la práctica religiosa. Salvo pequeños colectivos de católicos de extrema derecha como 'Fronda' y 'Grupo 44', prácticamente nadie cuestiona la beatificación del Papa Juan Pablo II en Polonia.
Lech Walesa, exlíder del sindicato Solidaridad que acabó pacíficamente con el comunismo, manifestó que está «doblemente feliz», porque «un hombre que en vida era un santo se convertirá oficialmente en santo», y «es posible que nuestro gran amigo, una vez convertido en santo, nos ayude desde lo alto a resolver nuestros problemas en Polonia, Europa y el mundo».
El periodista de la Agencia Católica de Noticias (KAI) Krzysztof Golebiowski señala que «la decisión que ha tomado el Vaticano de beatificar a Juan Pablo II es muy buena, nos llena de una enorme alegría a los polacos y a la gran mayoría de los católicos». En Polonia, el Episcopado, la mayoría de los partidos, medios de comunicación e instituciones y la sociedad en su conjunto se sienten felices por el evento.
«La decisión de la Santa Sede es un acto de justicia, porque Juan Pablo II ha sido uno de los grandes Papas de la historia del catolicismo. Era un santo, y como tal se merece los más grandes honores», dice Maria Strzynska, de 52 años, que trabaja de dependienta en un supermercado de Varsovia. Además de Sumo Pontífice, Juan Pablo II es considerado por la inmensa mayoría de los polacos como un baluarte fundamental en la lucha contra la dictadura comunista y por la democracia y la independencia nacional de Polonia, un hombre que cambió el curso de la historia en la segunda mitad del siglo XX. El periodista Artur Domoslawski, autor de 'Cristo sin carabina', un volumen crítico sobre Wojtyla, considera que «si alguien realizara en Polonia un plebiscito para establecer quién es el polaco más importante del siglo XX, Juan Pablo II no tendría mayores rivales para alzarse con el triunfo».
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