martes, 27 de abril de 2010

Danza Invisible: "La radio fórmula no apuesta por la calidad"

(Varsovia, 24/04/2010, COLPISA, Paco Soto, corresponsal).



-Los malagueños, que actuaron por primera vez en Polonia, afirman que “las buenas obras perduran, no las elige el artista, las elige el público”.

Entrevistar a Danza Invisible, uno de los grupos de música pop españoles más relevantes, es hablar con cuatro señores que derrochan simpatía, inteligencia artística y calidez humana. En un mundo donde cualquier descerebrado que salga 10 minutos en un programa basura de televisión ya se piensa que es Elvis Presley o Madonna, Javier Ojeda (vocalista), Chris Navas (bajo) y los guitarristas Manolo Rubio y Antonio Luis Gil, cuatro andaluces de Torremolinos (Málaga), cuatros artistas cincuentones como la copa de un pino, desentonan. Desentonan porque aman lo que hacen y lo hacen bien. Danza Invisible es una de las bandas españolas más veteranas que sigue cosechando éxitos después de 30 años sobre los escenarios.
Alternativos y vanguardistas, influenciados en una primera etapa musical por grupos anglosajones y estadounidenses como Simple Minds o U2, Talking Heads o Blondie, para después acercarse progresivamente a la música negra y caribeña, los componente de Danza Invisible lanzan ‘Tía Lucía’, un disco que rinde tributo a la década de los ochenta. Autores de inolvidables trabajos como ‘Catalina’, ‘Por ahora’, ‘Al amanecer’ y ‘Pura danza’, estos “cuatro amigos del alma”, como ellos mismos se califican, actuaron en la sala Hybrydy de Varsovia. El concierto fue organizado por el Instituto Cervantes de la capital polaca. En esta entrevista, los cuatro componentes de Danza Invisible hablan con una sola voz de música, de su carrera artística y de la vida misma.



¿Estáis contentos de haber venido a Varsovia?
Contentos y felices. No sabíamos si íbamos a venir. Primero, por la tragedia que ha vivido Polonia al morir su presidente y después porque la nube de ceniza volcánica paralizó el espacio aéreo europeo. Estábamos dispuestos a viajar desde Málaga hasta Varsovia en una furgoneta. Finalmente hemos tenido suerte y aquí estamos, contentos y muy satisfechos.
¿Es la primera vez que actúan en Varsovia?
Sí, es la primera vez, en Varsovia y en Polonia, y esperamos que no sea la última. Queremos dar a conocer al público polaco nuestra música, nuestra sensibilidad, nuestra manera de ver el mundo. Somos un grupo de gente que se lo pasa bien, que disfruta con su trabajo, que cree que la música nos une, nos hace más humanos. Todo esto se lo queremos trasmitir a los polacos, como lo hemos hecho en países como México, Suiza o Jordania, y pronto lo haremos en Marrakech, en Marruecos. La música es para nosotros una manera de acercarnos a la gente y de quererla.
Su último trabajo, ‘Tía Lucía’, es un homenaje a la música de los ochenta.
Más que a la música de los ochenta, a la música que se ponía en la radio en aquella época. El panorama de hoy es muy diferente. La radio fórmula no apuesta demasiado por la calidad, sino por el puro comercio. No es que nos parezca mal, pero es un poco decepcionante, porque en los ochenta, la radio supo apostar por muchos grupos musicales que estaban empezando, que asomaban la cabeza, y gracias a la radio se dieron a conocer. En la actualidad, nadie quiere arriesgar nada, por desgracia, ni las compañías discográficas ni los medios de comunicación. Vivimos otra época.
¿Echan de menos la época de la movida madrileña?
Echamos de menos aquella explosión de libertad que hubo en Madrid y en toda España. Éramos jóvenes y salíamos de una larga etapa de opresión, asfixia cultural y falta de libertad. Queríamos comernos el mundo, romper barreras, abrazar a la libertad, amarla, desearla… Fue genial. Otra España había nacido. La música, el rock, el pop y grupos de todo tipo, nos liberaba. Nos divertíamos y divertíamos a la gente. Luego, poco a poco, ese impulso de libertad que nosotros conocimos ha ido disminuyendo. Hoy, todo es más chato, normal, aburrido.



Pero son uno de los pocos grupos de la movida madrileña que ha sobrevivido.
Nosotros no formamos parte exactamente de la movida madrileña, pero nos aprovechamos de este impulso maravilloso que se vivía en Madrid y en España para hacer lo que nos gusta: música.
Treinta años tocando juntos es mucho ¿Cómo lo han conseguido?
Somos cuatro amigos del alma. Nos llevamos bien, porque nos queremos y nos respetamos. Nuestras vidas privadas están a salvo y compartimos la misma pasión por la música. Somos complementarios, cada uno de nosotros aporta al grupo sus particularidades. Este es el secreto de que hayamos resistido juntos tantos años. El secreto es que lo que le falta a uno le sobra al otro. Queremos aprovechar la ocasión para recordar a Ricardo Texidó, que fue uno de los fundadores del grupo en 1981. Compartirnos mil aventuras con Ricardo. Después, en 1993, él decidió marcharse. En fin, nosotros aquí estamos…
Vivitos y coleando y haciendo una música estupenda.
Al menos esto es lo que intentamos, disfrutar y que la gente disfrute.
¿Cómo calificarían su música?
Siempre es difícil hablar de uno mismo. Nos gustan muchas cosas, el pop, el rock. En los ochenta disfrutamos mucho con grupos como Radio Futura, 091, El Último de la Fila… Pero también nos interesamos por la música de U2, Talking Heads, Simple Minds, Blondie, Van Morrison, y después los ritmos africanos y caribeños. Hemos recibido muchas influencias y estamos abiertos a muchos estilos, porque un músico que no lo haga está condenado a la muerte artística.
¿Piensan cantar en inglés algún día, como hacen otros grupos en España?
(Se ríen al unísono) No, ¿por qué motivos? Empezamos a cantar hace unos 30 años en castellano, porque es nuestra lengua, nos gusta y pensamos seguir cantando en castellano. En nuestro caso, teniendo como lengua de comunicación y creación artística el castellano, nos parece más razonable cantar en este idioma.
¿Qué piensan del asunto de la identidad y la obsesión por las raíces que hay en la actualidad en muchos lugares de España?
Bueno, pues que es un asunto muy aburrido. Nosotros nos sentimos españoles y andaluces, pero sin excesos. La identidad no nos quita el sueño. Es más, nos importa bastante poco. Allá cada uno con sus historias. Nos parece bien que en España los catalanes, por ejemplo, quieran hablar su lengua y defiendan sus particularidades, pero no nos gusta la exclusión y que algunos piensen que son superiores. Vivimos en un mundo global y establecer fronteras nos parece demencial, una tontería. Vivir la identidad de una manera enfermiza nos hace más tontos y provincianos. Somos músicos porque nos gusta la gente y no nos gustan las barreras que incomunican y separan a la gente.
¿Los españoles de hoy en día tienen mejor cultura musical que los de hace 30 años?
No. Todo lo contrario. Hace 30 años existían menos medios materiales y técnicos, pero la gente se esforzaba por conocer, aprender y disfrutar. Hoy, hay menos cultura musical, aunque todo sea más fácil, porque la cultura del esfuerzo está mal vista; la gente va a lo fácil y se traga cualquier porquería. Otro problema es que no se venden discos. La mayoría de la gente se baja la música por Internet y las ventas de discos están por los suelos. Las compañías discográficas se lo piensan mil veces antes de apostar por alguien. Nosotros hemos tenido que editar nuestro último disco. Desgraciadamente, no vemos qué soluciones se podrían tomar para acabar con este problema.
¿Qué es para ustedes una buena canción?
Una buena canción es atemporal, es como un buen libro o una buena película. Pasan los años, muchos años, y a la gente le sigue gustando esa canción. Las buenas obras perduran, no las elige el artista, las elige el público.

No hay comentarios: