jueves, 3 de diciembre de 2009

El debut soñado

(A. CORTÉS. Teruel. Heraldo de Aragón.es)

El CAI Teruel logra un histórico triunfo en su estreno en la 'Champions' y ante un rival de postín.

El CAI Teruel celebra uno de los tantos logrados ayer en el vibrante partido de la Liga de Campeones. ANTONIO GARCÍA

Julián García-Torres lograba el primer punto de la 'Champions', e Ibán Pérez firmaba el último, el 107, que daba el triunfo a un CAI Teruel que ayer agigantó aún más su figura. En un partido memorable, el conjunto aragonés se consagró en su debut en una competición mayúscula ante un rival de postín, el Belchatow de mareante presupuesto y estrellas cubiertas de oro, llamado a levantar la copa de campeón. Los Planos, ayer más luminoso que nunca, volvió a disfrutar de una noche mágica con el equipo de sus amores que le regaló una victoria que hizo llorar a más de uno. En el quinto set, el definitivo, para lo bueno y lo malo. Después de levantar dos parciales en contra. Con la afición de pie, empujando como si fuera el octavo jugador. Otra gesta. Un paso más en la breve historia en la elite de este equipo que tuvo fe en sus posibilidades.
En el deporte siempre existe el factor sorpresa, al que apelaba un ilusionado CAI. Hace un mes, el Belchatow se proclamaba subcampeón del Mundial de clubes. La multiplicación de partidos del todopoderoso conjunto polaco, con media selección que luce el oro continental en su cuello, le pasa factura. El líbero Gacek y el central Plinski se quedaron en su casa. Pero los recursos de Jacek Nawrocki, que lucía un pinganillo en el oído derecho (con dos 'chivatos' en el fondo de la pista), son infinitos. Y la calidad de su sexteto no se resintió. El CAI no se dejó impresionar por Falasca, Antigá, Kurek, Wlazly y la muralla que Nawrocki levantó en la red con Wnuk y el chopo Mozdozonek (211 centímetros la criatura). El conjunto de Óscar Novillo recuperó su mejor versión en el saque y se lanzó valiente al juego, defendiendo todos los puntos con pasión, como la que transmitía la marea naranja, con un lunar amarillo que pintaban el medio centenar de hinchas polacos.
El CAI tuteó a un Belchatow que jugaba tranquilo. La experiencia de Falasca, el faro que guía al Belchatow, es una virtud y su rostro y su muñeca no transmitieron nervios en los dos primeros sets. Novillo movía el banquillo buscando soluciones. Al CAI se le apoderaron los últimos puntos de las dos primeras mangas. El brazo se encogía y el saque atravesaba momentos críticos. El rival, ni se inmutaba. El mismo sexteto en pista, con un punta reconvertido a líbero (Winiarski), no pasaba apuros. Falasca marcaba el 'tempo' del juego y su orquesta interpretaba la partitura a la perfección.
El plácido final que imaginaba Nawrocki se alteró de repente. El CAI sacó a relucir su orgullo aragonés, con una grada al borde del delirio. Destapó el tarro de la esencias, y terminó de marear al Belchatow. El mejor Hernán le ganaba la partida a su profesor Falasca y todo empezaba a rodar. La conexión con Ibán Pérez funcionaba (¡43 puntos en ataque!), y con Suela, Torres, Rodríguez, Haroldo, el Negro Vega... García-Torres el elevaba inmenso en la red para sumar puntos sin que el Belchatow supiera cómo parar el huracán naranja. El CAI Teruel hizo lo más difícil (y con permiso del árbitro italiano que no estuvo especialmente fino con algunas decisiones): empatar el partido. Dos sets para enmarcar. El Belchatow, sin guía (Dobrowlski sentó en el banquillo a Falasca) deambulaba (Antiga seguía en la pista y todos los demás) y el CAI se agigantaba, se divertía, reía. Forzó el quinto set. Con una fe inquebrantable, el CAI Teruel hundía en la miseria al Belchatow. Una inolvidable triunfo. Una victoria para seguir creciendo.

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