(Néstor Tazueco, Poloniaconacentoespañol, 16/02/2010)
Cada invierno, la blanca nieve sepulta el verde de los parques y las calles de Varsovia, aunque no es lo único verdor que este manto inmaculado hace desaparecer en la capital polaca. Inmensas cantidades de dinero son dilapidadas en los trabajos diarios para limpiar las calles, salar las calzadas o limpiar los tejadazos de los edificios.
Un gasto asumido por todos los Ayuntamientos cada año, aunque, debido a las altas cantidades de nieve caídas durante el invierno, ha alcanzado unas cifras inusualmente altas estos últimos meses. Tan sólo el Consistorio varsoviano ha tenido ya que gastar 80 millones de zloty (alrededor de 20 millones de euros), repartidos en las partidas dirigidas a los alquileres de las máquinas quitanieves, a las patrullas de trabajadores municipales armados con palas y cubos de sal o a los camiones con arena que llegan a la ciudad y salen cargados de nieve para abandonar en depósitos en las afueras, entre otros.
Y es que, el invierno es un buen negocio para muchos. Unos meses especialmente fríos suponen el aumento de las contrataciones de trabajadores temporales, desde las efectuadas por el Ayuntamiento hasta las de las compañías privadas. Y es que, no hay que olvidar que las leyes polacas condenan a pagar una indemnización a los vecinos que viven en un edificio en cuyo exterior haya nieve o hielo o de cuya cornisa pendan chuzos de hielo que dañen a un peatón. Por ello, la comunidad vecinal contrata a empresas que ofrecen la limpieza de las techumbres y la vía pública.
Doscientas máquinas quitanieves, miles de palas, cientos de trabajadores relacionados con la limpieza de las calles, millones de cambios de ruedas de verano por las de invierno en los talleres… la nieve es puro negocio…
… Y como en todo business hay quienes ganan y quienes pierden. Y también para estos últimos, el presente invierno ha sido especialmente cruel y virulento. Alrededor de 220 personas han fallecido a consecuencia del frío en Polonia. Más de dos centenares de personas, en su mayoría indigentes fuera de las grandes ciudades, a las que el Estado polaco no pudo o no supo amparar en el momento más duro. Una prueba de las grandes carencias sociales que afectan a un país que se pierde entre las absurdas discusiones políticas en el Parlamento de sus políticos.
2 comentarios:
"a las que el Estado polaco no pudo o no supo amparar en el momento más duro"
Muchos de ellos simplemente no quieren que se les ayude.Son personas que abusan el alcohol y no piensan someterse a las reglas de albergues y refugios para indigents, donde el consumo de alcohol esta totalmente prohibido. Lastima que no lo has incluido en tu post.
Por eso son tan útiles los comentarios, para opinar o completar. Gracias por tu colaboración Anónimo. Y tienes razón.
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