viernes, 17 de abril de 2009

Zaragoza recupera el último tranvía de España


Mientras el 21 de enero de 1976 se produjo el primer vuelo comercial del Concorde, en España, dos días más tarde, se apagaban las máquinas de la última línea de tranvía que sobrevivía en España, la número 11 de Zaragoza, la del Parque se llamaba. Era el final del que hasta pocos años antes había sido el medio de transporte más moderno, rápido y ecológico que nunca había existido. Un adiós que se intuía definitivo, pero que no lo fue.

Tras una agria polémica en la capital aragonesa entre la mayor conveniencia de construir una línea de metro o de recuperar el castizo tranvía, la segunda ha sido la elegida para reducir el número de coches que recorren el casco urbano zaragozano. Es decir que, más de tres décadas después, las máquinas eléctricas volverán a circular por sus raíles por la ciudad y ayudarán a hacer el aire más saludable.

Con un presupuesto que ronda los 400 millones de euros, mucho menos que lo estimado para construir el metro, este verano comenzarán las obras de la primera línea, entre el nuevo barrio de Valdespartera y Parque Goya, al otro lado del Ebro. El transporte pasará con una frecuencia de diez minutos por cada una de las 33 paradas estimadas, a una velocidad levemente inferior a los 20 kilómetros por hora. Sin embargo, las obras se acometerán en una primera fase hasta la Gran Vía (6 kilómetros) poniendo el servicio en funcionamiento a mediados del 2011. Posteriormente, los trabajos que continuarán hasta el final de la línea concluirán en 2013.

Con este regreso se espera que el número de vehículos que circulen por el centro se reduzca hasta en una cuarta parte del actual. Un descenso muy importante que supondrá la reducción del número de carriles para coches en las principales calles zaragozanas. Una vuelta de las actuales Avenidas a los antiguos Paseos.

- El tranvía y Zaragoza: Una historia de amor en blanco y negro

Zaragoza es una ciudad idónea para el tranvía. Su perfil principalmente llano, sus avenidas y calles rectas, la dificultad de atravesar el Ebro por el subsuelo, derivada del hecho de que la capa freática es demasiado ancha, lo que hace que el suelo de roca perforable se encuentre a unos cincuenta metros de profundidad, y la asumible extensión de la urbe y casi inexistente área metropolitana han desnivelado la balanza a favor del regreso de un antiguo vecino nunca olvidado.

Llegó a contar la capital maña con 16 líneas, comenzando a contar por el número 2. Su desaparición, fue la última que los suprimió en España, fue incomprensible para un gran número de habitantes, que vieron como los vagones eran sustituidos por los nuevos autobuses. Así, Zaragoza pasó de contar con una de las más modernas y extensas redes de raíles no contaminantes, que función ininterrumpidamente desde 1902 hasta 1976, por una nueva red de ruedas con motores de gasolina. Y es que, en los 70, hasta el Banco Mundial recomendó el cambio en todo el mundo. Todavía no preocupaban ni la contaminación ni los problemas de tráfico.

No obstante, fueron los intereses económicos y empresariales los que acabaron con el tranvía zaragozano. Los tejemanejes entre el Ayuntamiento y la empresa que tenía con la concesión del transporte urbano pusieron el punto y final a una relación muy duradera.
La antigua compañía zaragozana Escoriaza, vendió a otra gallega su licencia. Está, que al cabo de una año (1976) cesaría, volviendo al Consistorio la propiedad de la red ferroviaria, por lo que convencieron al alcalde de entonces, Miguel Merino, para sustituir la flota por otra de autobuses con la condición de TUZSA de quedarse con su gestión. Tras largos enrevesados pleitos con el siguiente primer edil, Sáinz de Varanda, se perdió la última oportunidad de la ciudad de contar con una red de transporte público, pasando durante los últimos treinta años a depender de una empresa privada de autobuses.

Un periodo que ya ha llegado a su fin. Zaragoza, de nuevo, se sumará a las ciudades españolas, europeas y mundiales por las que circulan los tranvías. Una recuperación que nunca debió producirse y un medio de transporte que nunca debió dejar de circular por su ciudad más representativa de España. Un volver a empezar tras un lifting que ha cambiado completamente los viejos vagones. Los nuevos, también eléctricos no contarán con las antiestéticas líneas de cableado, sino que empleará pilas recargables en las paradas mientras sube y baja la gente. Y conllevará la construcción de dos nuevos puentes sobre el Ebro.

Zaragoza fue la última en parar el tranvía, no será la primera en recuperarlo en el país, pero sin duda, su reencendido será como el regreso de un hijo pródigo. La recuperación de un signo de identidad que ahogará de recuerdos a muchos mayores que volverán a ver la línea 11 no en blanco y negro, sino en color.

LÍNEA 11 de tranvía de Zaragoza:
1ª CONCESIÓN: 23 de Septiembre de 1932. Plaza Constitución – Venecia.
SUPRESIÓN: 30 de Diciembre de 1936.
2ª CONCESIÓN: 22 de Agosto de 1937. Plaza de España – Parque.
UNIFICACIÓN CON LA 13: 10 de Diciembre de 1967.
CIERRE: 23 de Enero de 1976. Última línea urbana de tranvía en España.

1 comentario:

goloviarte dijo...

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