miércoles, 29 de octubre de 2008

El Santuario de Krzyza (s. XVI)

Una joya escondida de las miradas indiscretas


Entre el espesor de las ramas de los árboles perennes de los bosques de Sukobo y Niedzbórz, pero alejado de ambos núcleos urbanos, se esconde el coqueto santuario de Sw. Krzyza del siglo XVI. Un edificio de madera oscurecida por la humedad del lugar y el transcurrir de los años.

Compuesta de una sola nave dividida en tres espacios interiores por la disposición de las columnas que soportan el peso del tejado a dos aguas, el templo sólo abre sus puertas una vez al mes. Y es en esos domingos mensuales cuando los vecinos de las poblaciones colindantes acuden al lugar para oír misa.

Encabezado por una entrada porticada, el cuerpo del edificio se estrecha en tres tramos hasta finalizar en una sola capilla semicircular. De decoración austera, destacan los caprichosos vanos que permiten la entrada de luz en el interior, aunque no en grandes cantidades. Conservando la oscuridad adecuada para crear el recogimiento necesario para la oración. Además, en la entrada, se alza un campanario de planta cuadrangular centrado con el eje del edificio.Una obra de arte en su conjunto y la naturaleza que la rodea que, al igual que otros ejemplos de iglesias de madera de los siglos XV, XVI y XVII, pudo salvarse de la destrucción de la agitada historia polaca para el deleite de sus habitantes.

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