martes, 16 de septiembre de 2008

¿Qué sabemos los españoles sobre Polonia?

Polonia está dividida administrativamente en 16 regiones con sus respectivas capitales:

- Zachodniopomorskie: Szczecin

- Pomorskie: Gdansk


- Podlaskie: Bialystok

- Lubuskie: Zielona Góra y Gorzów (esta región cuenta con dos capitales)

- Wielkopolskie: Poznan

- Kujawsko-Pomorskie: Bydgoszcz y Torun (también comparten la capitalidad)

- Mazowieckie: Warszawa

- Lubelskie: Lublin

- Dolnoslaskie: Wroclaw

- Opolskie: Opole

- Lodzkie: Lodz

- Slaskie: Katowice

- Swietokrzyskie: Kielce

- Malopolskie: Kraków

- Podkarpackie: Rzeszów


Polonia es un país que se enmarca entorno a tres ríos, el Vístula, el Odra y el Bug. Siempre ha estado integrado en el concepto territorial y demográfico de Europa, siendo el nexo de unión entre las culturas centroeuropeas y las eslavas y entre las nórdicas y las de las regiones del Danubio y los Alpes. Aquí, el mestizaje entre diferentes culturas, religiones y nacionalidades ha creado un gran sentimiento de acogida y hospitalidad y un peculiar modo de concebir la vida y el arte, que goza de un sello propio en el modo de trabajar los materiales y de plasmar las ideas y proyectos artísticos. Pero el hecho de estar en el centro de tantos lugares ha sido también el culpable de su agitada historia. Un pasado que en diferentes épocas ha dejado destrucciones y penas, pero que ha forjado un profundo orgullo nacional entre los polacos. Las coquetas iglesias Ortodoxas de madera de los montes Carpatos o las esbeltas de Pomerania, los castillos teutones de Powisle, las casas nobles de campo de Malopolska, los palacios de Wielkopolska o las plazas con sabor germánico de muchas ciudades sirven para recordar el histórico mosaico que fue y es el país. Una comunión con Europa que se volvió a materializar con la inclusión del país en la Unión el 1 de mayo del 2004. Para el mundo, Polonia ha estado vinculada durante muchos años a Frederich Chopin, Copérnico y al papa Juan Pablo II, pero, estos, no son los únicos símbolos que merecen ser recordados. Cuando se viaja a Polonia por vez primera lo primero que llama la atención al visitante es el paisaje, la naturaleza. Los bosques y los colores, la nieve o el sol, los lagos y las extensas llanuras de la meseta centroeuropea que se rompe bruscamente al llegar al sur del país, donde se eleva para dar altura a las rampas de saltos de Zakopane. El lugar donde Adam Malysz comenzó a cultivar su leyenda en el deporte del salto de trampolín con esquís. Y es que, una de las características de los polacos es que “siempre hay alguno”. Se puede pensar sobre cualquier disciplina del campo que sea (científico, literario, deportivo, artístico…) y siempre habrá un apellido polaco entre los lugares más destacados. Y sino, haga la prueba. Algunos detalles culinarios interesantes: - Bebida: Cerveza: No existen las latas de cerveza de 33 cc. En Polonia, la cerveza más pequeña es de 0,5 litros hasta 0,6. No obstante, el precio medio del medio litro en un bar ronda el euro, por lo que resulta muy asequible. Además, la calidad es superior, estando al nivel de las alemanas, belgas o checas. Marcas como Tyskie, Zywiec, Warka… son líderes en el mercado nacional, pese a lo que también se pueden encontrar otras de importación (incluida San Miguel). Vodka: Es la bebida reina, por su consumo, por su calidad y por su tradición. Por todos es conocida la afición rusa por esta bebida, pero la polaca no le va a la zaga. Las marcas locales más comercializadas y de mejor sabor son Wyborowa y Zubrówka, entre otras. Además, existen dos modos de beber vodka. Uno sería el tradicional en España, como un cóctel, en muchos casos con Coca – Cola o Sprite, y otro es en vaso de chupito, que se puede acompañar de un posterior sorbo de zumo de alguna fruta. - Comida: La gastronomía polaca destaca por su contundencia. Las sopas, el pescado y la carne a la brasa, las patatas cocidas y una gran variedad de postres son las bases de la cocina. En los desayunos hay que olvidarse de la bollería y los dulces. En Polonía, las salchichas, el pan con mantequilla, los huevos revueltos y los embutidos, acompañados de té o café, son los productos típicos. En las comidas, las carnes de cerdo y vaca a la parrilla, una gran variedad de salchichas, pierogi (empanadillas que pueden estar rellenas de setas, carne cocida, queso, fruta u otros alimentos) y pescado a la brasa. Una peculiaridad son los acompañantes, ensaladas, patatas cocidas, zanahoria con guisantes… que nunca faltan en la mesa. Además, existen muchas clases de recetas y productos típicos que sólo se pueden disfrutar aquí, como el smalec, grasa de cerdo frita con pequeños trozos de carne que se unta en pan, o szarlotka, deliciosa tarta de manzana. La cena suele ser más suave, en muchos casos a base de bocadillos. Pero lo más significativo es que se come entorno a las 7 y 8 de la tarde, por lo que si se quiere ir a cenar fuera o entra el hambre a partir de las 10 de la noche, es muy probable que lo único que se encuentre abierto sean los socorridos kebabs.

No hay comentarios: